lunes, 5 de marzo de 2018

DESDE MI TORRE: CARTA, SIN RESPUESTA, A MARIANO RAJOY


No es una carta abierta hacia usted, porque desde este mismo momento está colgada mi palabra en toda la red, la que todos los poderosos odian desde su creación, porque, por fin, ya era hora, el pueblo tiene un medio en el que expresarse libremente a través de la palabra, la que desde antiguo han querido cercenarnos: unas veces en las tapias de los cementerios, en las cunetas de las carreteras de pueblo..., y hoy en los medios de comunicación oficialistas -que son casi todos-, en las voces de los raperos que envía usted a la cárcel, en las de los escritores cuyo libros secuestran, en las de los poetas que enmudecen por miedo, en la de los pintores que guardan sus pinceles esperando una nueva libertad, en la de los trabajadores que soportan sueldos de mierda, en las de los hombres y mujeres que siempre hemos luchado por implantar la justicia social que su Gobierno nos niega.

No es esta una carta abierta, señor Rajoy. No tengo nada personal contra usted, aunque sí como ciudadano del país del que usted es Presidente. No lo conozco personalmente, a excepción de una vez, en la estación del AVE de Santa Justa en Sevilla, en la que los taxistas le dieron una pitada de las gordas. Sus muchos guardaespaldas giraron su cabezas, usted también, pero los taxistas con sus silbidos y gritos pudieron más. ¿Tenía razón usted o los trabajadores del taxis sevillano? No se pita a nadie por el puro gusto de pitar. Normalmente, se pita cuando tu equipo de fútbol lo está haciendo muy mal y, en materia política, cuando el personal está tan cabreado que ya no puede más, que no puede resistir su mala gestión en todas las áreas.

Bien está que una cosa es el Poder y otra distinta el Gobierno. Quienes de verdad gobiernan son los que tienen el Poder: los banqueros, los grandes empresarios, los integrantes de las SICAV que ustedes propiciaron y propician, que son primas hermanas de los holding que se han creado con el objeto de pagar menos impuestos: en vez del 35%, aproximadamente, el 1%. ¿Dice usted que no hay dinero para unas pensiones dignas? ¿Por qué no les pregunta a los inspectores técnicos del ministerio de Hacienda cuando aseguraron (19/2/2018) que el ministro Montoro ha sido el peor ministro de la historia? Fue usted quien lo nombró, ¿verdad? No nos vaya a echar la culpa a nosotros, como casi siempre hace para salvar sus meteduras de pata.

No soy del antiguo PCE, ni del PSOE, ni del PP -lagarto, lagarto-, ni de Ciudadanos -lagarto bis-. ni de los tantos partidos que crecieron como hongos en otoño. Pertenezco al partido de los hombres de buena voluntad, de los que creen en que la justicia triunfe algún día en este país. ¿Es tan difícil, coño? Sólo es cuestión, creo, de una buena administración, de arrimar más el hombro a los que necesitan la protección y no a los que nos roban por la cara.

Pocas personas he conocido tan honestas como Julio Anguita, diputado en el Congreso y alcalde de Córdoba (1979-1986). Es curioso que en una ciudad tan inclinada a la derecha como Córdoba se quisiera tanto a este alcalde, y que todavía se le recuerde con auténtica veneración. ¿Por qué? Porque fue un ejemplo de honestidad, de hombre de bien, de dedicación y trabajo, ¿Es tan difícil esto, señor Rajoy? Creo que no. Hay que tener menos prepotencia como usted tiene, más humildad y mayor capacidad de trabajo.


Sus propios socios de Gobierno quieren que usted se vaya, pero no lo hace. Es más, quiere seguir otra nueva legislatura. Pues muy bien, señor Rajoy. Siga usted, siga usted, hombre, y no pare hasta que arruine a España, esa nación a la que usted dice que quiere tanto y que sin su presencia sería una ruina. Pues nada, hombre, péguese con  Lostite a la poltrona, acomódese, lea "El Marca" y siga olvidando, hasta estrellarlos en la miseria, a todos esos hombres y mujeres que le han votado por una gran falta de Cultura.

Le escribo esta carta -en la que he dejado muchas cosas escondidas-, para reprocharle su actuación política y para que se anime a trabajar por España de una vez, para que los españoles tengamos el orgullo de sentirnos miembros de este país y de saber que nuestros representantes luchan por nosotros y no por las SICAV y sus multimillonarios.

Como le decía Aznar a Felipe Gonzalez: ¡Váyase, señor Rajoy!


Por cierto, no se pierdan el discurso de Julio Anguita en el Spanish Revolution, no tiene nada  que ver con las tonterías que dice Rajoy en sus proclamas.

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