viernes, 16 de febrero de 2018

DESDE MI TORRE: ¡NO HAY DERECHO!


Después de tantísimo años de trabajo, y casi siempre mal pagado, los jubilados no tienen para nada y no pueden compararse, ni por asomo, con los de los distintos países de nuestro entorno, que emplean sus últimos años para ocio, para pasarlo un poco bien, para viajar y sentir que el Gobierno les ampara en esta última etapa. En esta España, cuyo último problema de agenda son los sociales, los viejos son unos auténticos estorbos y los culpables de que el país no esté saneado como debiera. No la tienen ellos, los llamados políticos, con unos sueldos de escalofríos, con unas jubilaciones que dan vértigo, con unos desayunos y almuerzos de trabajo (?) dignos de ser denunciados. Y mientras pasa esto: el Congreso de los Diputados/as vacío en casi todos sus escaños, y del Senado ni digamos. ¿Hablamos de la corrupción sistemática de la que viven aparte de sus gigantescos sueldos y prebendas? No se puede hablar de eso: no existe, es un invento de los periodistas, de los ácratas y de los comunistas, gente de mal vivir y trabajadores resabiados. Ellos, los políticos, santos, más que santos, personas -la mayoría sin carrera alguna-, pendientes siempre de la justicia social, de la educación, de la sanidad y, por supuesto, de sus mayores.

¿Y qué se le da como compensación a estos viejos después de toda una vida levantando un país que cogieron derribado, hundido, con miles de muertos fusilados en las tapias de los cementerios y en las carreteras de todos los pueblos y ciudades? Se les dio un dominó para que no se aburrieran los compañeros de charpa, una pensión de auténtica mierda y un futuro miserable, el de sus hijos y nietos, al que ellos mismos tienen que alimentar. ¿Este es el estado de bienestar del que tanto habla el Gobierno? Y si hablas, y chillas, y pataleas, bien puede caerte la Ley Mordaza.

La cosa no marcha bien en estos días. Todas las ciudades y pueblos van a salir a la calle a protestar por esa broma del Gobierno del 0'25. Ese día no hay dominó en la taberna cercana a casa o en el mal llamado Hogar del Pensionista. Ese día, a mí me gustaría que fuese en total silencio, los viejos quieren demostrar a los gobernantes, con una voz silenciosa que llegue hasta esa Europa que nos ha arruinado, que los corruptos de todos los partidos políticos devuelvan el dinero que se han llevado, y a ellos, a los jubilados, los 66.000 millones que han desaparecido de la hucha de sus pensiones. ¿Es que aquí nadie hay responsable? ¿De dónde, señor Rajoy, ahorran estos viejos? ¡No hay derecho!


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