martes, 20 de febrero de 2018

DESDE MI TORRE: DEL LO, LO, LO, LO A MARTA SÁNCHEZ


Muchos españoles, entre los que no me encuentro, tienen verdadera obsesión con la orfandad de letra del himno de España, la Marcha Real que compuso, al parecer, Manuel Espinosa de los Monteros, y que formalizó, allá por 1770, Carlos III. Desde entonces hasta nuestros días han sido muchos los poetas, y hasta cantautores, que han querido poner voz a esta composición musical que no tuvo otra intención desde nacencia de ser una marcha para que se lucieran desfilando los militares granaderos.

Ni Ventura de la Vega en 1843; ni el general Prim, que convocó un concurso que quedó desierto a pesar de ser cinco los participantes; ni Eduardo Marquina, en 1927; ni el gaditano José María Pemán en 1928, en la dictadura de Miguel Primo de Rivera, aunque fue la que más duró por adoptarla el franquismo con algunas variaciones; ni las versiones particulares del poeta Jon Juaristi, del cantautor Sabina y de Paulino Cubero, lograron poner letra a la Marcha de Granaderos, a la que la Constitución de 1978 aprobó como himno oficial de España. Los sonidos guturales del lolo, lolo, nana, nana o chunda chunda, o la antifranquista de Franco, Franco que tiene el culo blanco, tatachín, tachín, vencieron a todos los intentos literarios de esta marcha-himno que aún sigue sin letra y se tararea de tales formas en todas las competiciones deportivas de nuestras respectivas selecciones, notándose mucho en los enfrentamientos futbolísticos internacionales.

Marta Sánchez revolucionó las redes sociales cuando el pasado sábado, en el Teatro de la Zarzuela, cerró la actuación de su concierto cantando una versión sui géneris. La letra, por lo poco o mucho que entiendo de Preceptiva Literaria, es un auténtico bodrio, como han sido todas las anteriores desde mediados del siglo XIX. Pero, España está tan triste, está tan deseosa de un milagro que levante el ánimo de "lo español", que a Rajoy, y a su sucursal de Ciudadanos, se les ha caído la baba de la boca felicitando a Marta Sánchez por este gesto patriótico. Hasta el Ministro de Cultura se ha interesado, según ella, por hacerse con su número de teléfono para felicitarla. ¡Viva España!

No me meto en absoluto con Marta Sánchez, cuya portada desnuda de Interviú, ya hace años (1991), fue su mejor colaboración a la alegría de España, que ya estaba tomando cuerpo para los fastos del 92. La recuerdo de cuando era vocalista, rubia y muy atractiva, aunque bajita, de "Olé Olé", y poco más. No me atrevo a valorar su interpretación del himno, y me repito en el bodrio de la letra, aunque los nostálgicos quieren que la cante en la final de la Copa del Rey y los muy nostálgicos -que haberlos haylos- intenten que a partir de ahora sea la letra oficial del mismo. Y es que este es un país de locos. Por mí, como si la canta Joseliqui o El Fary. ¿Por qué cambiar la letra que ya se sabe todo el personal: el chunda, chunda, el lo, lo, lo, o el nana, nana? Si estamos así desde 1770, desde hace 248 años, ¿va a cambiar Marta Sánchez esta tradición más que secular de una marcha sin letra?

Al PP y a Ciudadanos, su franquicia, se le han saltado las lágrimas de los ojos. Al PSOE y a los demás partidos del Congreso les ha dado la misma vergüenza que a este servidor. Ayer, en la SER, Carles Francino decía que estaba hasta los mismísimos de banderas y de himnos. De verdad -palabrita del Niño Jesús- que me apunto totalmente a sus opiniones. ¡País!


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